Para comenzar a dibujar el movimiento lo mejor es estudiar varias acciones repetidas. Una persona dando de comer a un niño, tocando un instrumento o cavando con una pala pueden servirte de modelo. Se suelen repetir las mismas posturas y, si las copias por etapas, podrás trabajar con una serie de dibujos y llegar a captar toda la secuencia. Observa primero las pausas del movimiento (giros, variación de la distribución del peso y gestos). Cuando veas los límites de variación de dicha actividad, selecciona tres o cuatro vistas y dibujalas en una hoja de papel bastante grande para realizar una secuencia. Si los movimientos cesan antes de que finalices los dibujos, continúa haciéndolos cuando el modelo retome la posición. Al trabajar por secuencias, puedes añadir elementos a cada dibujo, de modo que la información observada se acumula poco a poco. Al principio, este proceso puede parecer lento, pero podrás evaluar cada dibujo de un vistazo y modificarlo si observas diferencias. Presta atención a la composición en el papel, sobre todo si estás dibujando distintas posiciones. Parte del impacto puede desaparecer si las figuras no siguen ningún orden o si has girado el papel en varias direcciones.
Observar el movimiento
Al tener que selecionar una parte de información y plasmarla en el papel, aprenderás a agudizar la observación y a desarrollar la economía de la expresión. Hacer un trazo representativo también ayuda a desarrolloar la memoria visual. La mayoría de los problemas que surgen en el dibujo se deben a la falta de observación detallada, de selección efectiva, y de representación y evaluación correcta.
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