Dados los problemas que plantea representar una forma humana, dibujar personas se suele considerar una tarea difícil. A decir verdad, el mayor problema que surge con cualquier dibujo es cómo representar la realidad, o las tres dimensiones, en una superficie plana, es decir, bidimensional. Los artistas muestan esta tercera dimensión creando una ilusión de forma en el espacio. La forma no se puede ver sin luz, por lo que el artista la muestra mediante la alternancia de luz y la ausencia de ésta, es decir, la sombra. El volumen también se percibe según el tono; las zonas oscuras parecen más pequeñas que las claras. De este modo, si te concentras únicamente en la línea y no tienes en cuenta el tono y el sombreado hasta que la pose queda
definida, sólo conseguirás complicar la tarea.
Dibujar lo que ves
Ante todo, no olvides que tus ojos no corrigen la forma que ven. Para crear un buen dibujo trata de ocuparte de todos los elementos al mismo tiempo. Esto también incluye el espacio circundante del modelo, que te permitirá ver la forma negativa y la estrecha relación entre ésta y la figura. No trates de plasmar la realidad de modo fotográfico; las cámaras sólo pueden enfocar una franja de profundidad, pero no selecionan la información más importante de la forma. Sin embargo, tu sí puedfes, y un simple ejercicio te ayudará. Haz un esbozo con todos los tonos suaves y luego borra primero los pálidos, después los medios y finalmente los oscuros. Conforme los borras verás qué trazos son imprescindibes. La última línea encerrará una figura blanca.
Como puedes ver en los dibujos, puedes aprovechar una pose fortuita para contrastar la delgadez del brazo con la masa voluminosa y esférica de la cabeza y la ligereza y mutabilidad del cabello.
El perfil le permitirá contraponer el volumen del torso con el cráneo, unidos por una estrecha columna, el cuello.
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