Cuando se dibuja un retrato es muy importante considerar la dirección, la calidad y la intensidad de la luz que lo ilumina, por que es precisamente por medio de las luces y de las sombras como se tiene la sensación de volumen, de la forma plástica del rostro. Normalmente, para dibujar un retrato se prefiere la luz artificial, fácilmente regulable y constante, en vez de la solar, muy variable en la intensidad y dirección. Una buena iluminación debe poner en evidencia
del mejor modo posible las características fisonómicas del sujeto. Evita, por eso mismo, el empleo de una fuente de iluminación demasiado intensa y cercana: es preferible una luz levemente difusa, que no genere sombras oscuras, sobre todo bajo la nariz, los labios y los ojos. Los ejemplos fotográficos que he puesto
muestran situaciones algo insólitas y extremas, pero útiles para evidenciar los efectos, positivos y negativos, que pueden producir sobre el rostro. La iluminación más adecuada para un retrato es, de todos modos, la que proviene ligeramente de arriba y desde una dirección comprendida entre la frontal y la lateral. Para hacer difusa la luz, puede anteponerse a la fuente luminosa un vidrio finamente esmerilado, o bien emplear alguno de los conocidos recursos que se usan en fotografía.
Imagen 1 izq. Iluminación cenital
Es de notable efecto, pero hace falta estar atentos a no crear sombras demasiado oscuras debajo de las cejas, la nariz y la barbilla. La luz horizontal o rasante puede exagerar los relieves y las depresiones cutáneas.
Imagen 2 izq. Iluminación lateral
No es adecuada para el retrato, porque divide el rostro en dos mitades contrapuestas; una iluminada y otra en sombra. A veces, puede ser útil para aportar una sensación de fuerte relieve.
Imagen 3 izq. Iluminación casi posterior
Llamada de "efecto" o "efectista", no se emplea en el retrato porque hace poco reconocible el parecido del modelo. La silueta (el contraluz), en cambio, puede ser adecuado en el retrato con el rostro de perfil.
Imagen 4 izq. Iluminación lateral posterior
Para el retrato no es útil, ya que borra gran parte de la forma del rostro. Puede usarse, en cambio, cuando la cabeza se halla de perfil. Nótese, en este ejemplo un recurso empleado para el dibujo: la parte oscura de la cabeza se recorta contra el fondo claro y la parte clara contra el fondo oscuro
Imagen 1 dch. Iluminación desde abajo
Es muy "dramática", teatral, y no se usa casi nunca en el retrato porque altera el parecido y desnaturaliza las características del rostro.
Imagen 2 dch. Iluminación frontal
Es sencilla, pero aplana los detalles del rostro; muy adecuada, en cambio, para el retrato "de línea" y decorativo.
Imagne 3 y 4 dch. Iluminación angulada desde arriba y de lado
Es el tipo de iluminación más frecuentemente usado en el retrato, porque acentúa convenientemente las características fisonómicas y refleja con suficiente eficacia la plasticidad del rostro. Las dos imágenes fotográficas propuestas varían levemente en la inclinación y en la distancia del sujeto respecto a la fuente luminosa.
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