Visto así no parece tan difícil, verdad?
Animaros a hacerlo.
domingo, 6 de julio de 2014
sábado, 5 de julio de 2014
Características y consejos para pintar paisajes a la acuarela
1. Como ya he dicho anteriormente el tipo de papel empleado es muy importante y de su calidad se va a desprender el resultado final de la obra. Papeles de mala calidad interfieren en la fluidez de la pintura y dificultan todavía más las ya difíciles correciones.
2. El grano o textura del papel es un factor determinante en la técnica y el efecto pictórico. Las irregularidades del grano dotan de profundidad al tono y el color de la acuarela. La elección de uno u otro tipo de grano depende del gusto de cada arista y del motivo que se desee pintar. Existen tres tipos de papel:
- Papel prensado en caliente: de superficie dura y lisa, adecuado para dibujar con lápiz, tinta y pluma. Muchos artistas consideran que su superficie es demasiado lisa la acuarela se resbala.
- Papel prensado en frío: papel texturado, semiáspero, adecuado para lavados amplios y lisos y para detalles finos de pincel. Es la más usada de las tres superficies y resulta ideal para pintores no muy experimentados.
- Papel aspero: tiene una supeficie claramente granulada. Al aplicar sobre él un lavado de color, se obtiene un efecto moteado porque el pigmento no penetra por completo sobre toda la zona. Los artistas más experimentados aprovechan esta cualidad, pero los que tienen menos práctica pueden llegar a desanimarse porque es difícil controlarla con precisión.
3. Se debbe tensar el papel antes de empezar a trabajar y hacer un lavado con agua para evitar que se combe (los papeles más pesados pueden usarse sin tensarlos previamente, pero si las técnica implica mojarlos mucho, puede ser necesario hacerlo).
4. El agua es la protagonista de la acuarela y la responsable de la luminosidad y la transparencia que la caracterizan, imposible de conseguir con ningún otro medio.
5. Las obras ejecutadas con este medio tienen un aspecto muy vivo cuando están húmedas y un aspecto más apagado y tenue cuando están secas. Esta transformación cambia el aspecto de la obra final y puede llegar a acusarse hasta en un 50%.
6. Los pinceles tienen una gran importancia en la pintura de la acuarela, por lo que siempre es
aconsejabale comprarlos de buena calidad. Los pinceles baratos no realizan bien las pinceladas y se deterioran con gran facilidad.
7. Hay que estudiar a fondo la técnica y conocer todas us peculiaridades. Se debe haber practicado las distintas técnicas antes de trabajar la acuarela ( húmedo sobre húmedo, húmedo sobre seco, rociador, lavado gradual, lavados variegados, punteado, restregado, pincel seco, etc) para poder crear mayor número de efectos y aportar mayor riqueza expresiva.
8. Antes de comenzar el paisaje, se puede realizar un boceto a lápiz que sirva de guía. El boceto se hace con un lápiz no excesivamente duro, un HB por ejemplo. En él se representan las líneas principales del dibujo y los contornos básicos. No es conveniente dibujar las sombras porque ensuciamos dibujo y colores.
9. Hay que cambiar el agua con frecuencia. Si no lo hacemos, los colores adquieren un tono gris y la obra pierde su fuerza y luminosidad. Hay que utilizar pintura más espesa para los pequeños detalles de color. Así conseguimos dar forma, contorno y fuerza al paisaje.
10. Se debe vigilar si la pintura diluida ha penetrado en las zonas claras o luces para retirarla a tiempo con un papel de secado o una goma de borrar.
11. Cuando el paisaje tiene un borde complicado ( por ej. el tejado de una serie de casas con chimeneas y antenas) el lavado debe comenzar el dicho borde. Para ello hay que colocar el dibujo de la forma más cómoda: cabeza abajo, al revés, etc. Las primeras pinceladas deben seguir el dibujo complicado para que el lavado acabe de forma plana y transparente.
12. No hay que usar el negro para oscurecer o sombrear, ya que ensucia los colores y los apaga.
13. Se debe tener en cuenta que al secar la acuarela pierde casi el 50% de su color a fin de conseguir en la medida de lo posible el aspecto deseado.
jueves, 3 de julio de 2014
Consejos para hacer un paisaje al pastel
1. El papel Ingress tiene un grano agradable y una amplia gama de colores. El fabini y el Ingres Canson ofrecen una gama de 15 a 20 colores diferentes variadas texturas para obtener curiosos efectos si se dibuja ligeramente y se dejan ver a traves del pastel. Los tintes del papel especialmente adecuados para los paisajes en pastel son el gris piedra, el pardo y el gris medio. Los papeles de tono medios, gris azulado, gris purpura, verde medio y verde claro permiten sutiles armonias de color. Los tonos más oscuros, rojizos y marrones son aconsejables para paisajes que requieran contrastes vigoroso y un dibujo firme a carboncillo. Los tonos negros se usan en paisajes donde se necesite forzar dramáticamente los contrastes. El lienzo tensado es un buen soporte para el pastel, pero debe protegerse de golpes o vibraciones que pueden desprender los granos del pastel.
2. Hay que hacer un boceto o dibujo guía en carboncillo antes de empezar a aplicar los pasteles. Es mejor conocer de antemano todas las posibilidades de los pasteles: alternar trazos espesos y finos, usar el borde afilado del pastel, presionar más o menos para que penetre en el grano del papel o que pase ligeramente sobre la superficie, etc. Se puede utilizar el sombreado cruzado para crear efectos de tonos y sombras en árboles, montañas o rocas. Es útil usar lápices de pastel para delinear o para algún pequeño detalle.
3. Es aconsejable utilizar la técnica de impastar con pastel para crear texturas y volúmenes en los paisajes, aunque es una especialización que requiere práctica y experiencia. Primero se dibujan los contornos de una composición con colores fuertes y después se fijan con un spray. Luego se sigue aplicando pastel y se vuelve a fijar de nuevo. Por último, se continúa añadiendo una capa tras otra hasta acabar obteniendo el efecto deseado. Para que se vean los colores de abajo a través de los otros, las capas superiores serán muy irregulares.
4. Son buenos para combinar con otras técnicas. Por ejemplo, combinar el pastel con acuarela o gouache aportar a los paisajes viveza y efectismo. Realizar un paisaje en óleo muy rebajado con trementina sobre una tabla y después dibujar encima con pasteles es una combinación perfecta para los paisajes marinos. Hay que fijar o enmarcar una vez terminado el paisaje para evitar que los colores se corran. Hay que tener mucho cuidado al aplicarlo para que las gotas de líquido no se escurran por el papel formando antiestéticos surcos. El uso de un fijativo disminuye el brillo de los colores, por eso mucho artistas prefieren enmarcarlos sin fijarlos.
martes, 1 de julio de 2014
Cortado de un grisado o degradado a la acuarela
Cuando se deja la zona a medio pintar, se pinta con poco líquido o no se es suficientemente rápido en la resolución de grisados y degradados, se produce lo que nosotros llamamos un corte, es decir, un salto brusco del tono, que aparece sin continuidad, cortado, como formando una arista. El cortado se produce siempre como consecuencia de haber dejado secar o casi secar la zona a medio pintar de un degrado o un grisado. Una aguada en la que existan muchos cortados sin relación alguna con el modelado, denota falta de habilidad y de oficio.
El cortado de un grisado o de un degradado no suele producirse (por poca experiencia que tenga uno) cuando el medio utilizado para pintar a la aguada es un color de acuarela. Es corriente que suceda, en cambio cuando se pinta con tinta china diluída en agua.
Las aguadas se pueden hacer indistintamente con un color de acuarela o con tinta china diluída en agua. Recordar que pintando con tinta china el agua ha de ser destilada o hervida para lograr una mejor disolución y fluidez del medio.
La única y principal diferencia de pintar con un medio u otro reside en el hecho de que la tinta china es muchísimo más estable que la acuarela, no es tan dútil, ni permite con tanta facilidad ese juego de rebajar el tono, el agua-tinta sobrante. Y como consecuencia de ellos se "corta" con una facilidad pasmosa. Hay que estar al corriente de esta circunstancia para trabajar con rapidez y habilidad, pintando con un tono más oscuro que el necesario; hay que recurrir al agua, a la humedad continua y previa de las zonas a pintar...
A cambio de estas dificultades, todo hay que decirlo, la tinta china brinda unas transparencias y limpieza de tonos extraordinarios.
La fórmula a tener en cuenta para compensar la poca ductilidad de la tinta china, aparte una gran experiencia y un entreno constante, consiste en mojar previamente la zona a pintar, con agua limpia, de manera que al aplicar el color éste no pueda cortarse, esté siempre inmerso en la humedad sin posibilidad de quedar estancado. El procedimiento nos lleva a hablar de una técnica importante dentro de la pintura a la aguada, llamanda el pintado de celajes, con lo cual dejamos la tinta china para volver al pintado conn un color de acuarela negro.
Pintado de celajes
Originariamente debemos entender por pintado de celajes el pintado de zonas amplias correspondientes al cielo de un paisaje. Pero por analogía aplicamos este término a la resolución de cualquier grisado amplio en el que existan ligeras variaciones tonales, degradados con muy poco contraste e incluso zonas amplias de tonalidad uniforme. Es corriente en estos casos que el artista eche mano de la fórmula mencionada, humedeciendo previamente, con agua limpia, la zona correspondiente al celaje.
Se procede de la siguiente manera:
Se limita la zona a grisar mediante unos fijos trazos con lápiz. Se humedece esta zona con agua limpia, utilizando para ello el pincel o una pequeña esponja. Es muy importante que esa humectaciónn sea regular, controlando y repartiendo las "cargas" de agua limpia, para lograr una humedad general, evitando un mojado excesivo con estancamientos de agua. Se procede, por último al entintado de la zona, pintando con la aguada ya preparada, siguiendo el procedimiento explicado anteriormente (el normal y corriente para pintar un gris uniforme)
Como restar color a una zona recién pintada en acuarela o aguada
Aun contando con la posibilidad de probar el tono en una paleta aparte constituida por un retal de papel, ocurre muchas veces que al trasladar ese tono al dibujo o pintura original, resulta corto o excesivo, debido quizás a aquella ley de los contrastes simultáneos, al hecho de que dicho tono se aclara o se oscurece al ser yuxtapuesto con otro matiz.
Para restar ese color sobrante no hay más que pasar un trozo de papel secante o esponja sobre la zona deseada. Pero que pasa si la mancha ya está seca. En ese caso se moja el pincel en agua limpia y se pasa por la zona, seguidamente se pasa el papel secante y se resta todo el auga y parte del colorante de esta zona. Este proceso se repetirá el número de veces necesarias para aclarar la zona hasta el valor deseado.
La experiencia es importante. Nos permite recordar que el artista experto en pintura a la aguada hace uso constante de este truco, para rebajar, modelar y degradar. Tanto es así que, puesto ya en la fiebre de resolver en el acto ese juego , es del todo corriente que los acuarelistas utilicen un procedimiento más rápido y exepedictivo que ese de secar y escurrir con el trapo, llevando a cabo esta misma operación con la boca. Sí, sí; como se lee. El procedimiento no es tan repugnante ni sucio como puede parecer a primera vista. El sistema permite un control exacto de la cantidad de agua que ha de ser "retirada" del pincel, para que éste responda mejor, posibilitando, además, la conservación de una punta perfecta.
Para restar ese color sobrante no hay más que pasar un trozo de papel secante o esponja sobre la zona deseada. Pero que pasa si la mancha ya está seca. En ese caso se moja el pincel en agua limpia y se pasa por la zona, seguidamente se pasa el papel secante y se resta todo el auga y parte del colorante de esta zona. Este proceso se repetirá el número de veces necesarias para aclarar la zona hasta el valor deseado.
La experiencia es importante. Nos permite recordar que el artista experto en pintura a la aguada hace uso constante de este truco, para rebajar, modelar y degradar. Tanto es así que, puesto ya en la fiebre de resolver en el acto ese juego , es del todo corriente que los acuarelistas utilicen un procedimiento más rápido y exepedictivo que ese de secar y escurrir con el trapo, llevando a cabo esta misma operación con la boca. Sí, sí; como se lee. El procedimiento no es tan repugnante ni sucio como puede parecer a primera vista. El sistema permite un control exacto de la cantidad de agua que ha de ser "retirada" del pincel, para que éste responda mejor, posibilitando, además, la conservación de una punta perfecta.
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