Para que un dibujo resulte atractivo es necesario que haya una composición.
Componer un cuadro o dibujo no es ni más ni menos que decir como vamos a distribuir los diferentes elementos dentro de nuestro soporte, para lo cual experimentaremos distintas posiciones relativas de unos elementos respecto a otros, valorando los colores y texturas, las luces y las sombras.
La colocación del dibujo y de sus elementos, en posiciones determinadas, denotan sensaciones. El dibujo apaisado transmite tranquilidad y solidez. Es apto para describir panorámicas y paisajes. Un dibujo vertical demuestra fragilidad. Las ilustraciones en diagonal representan fuerza y dinamismo.
Tenemos que evitar centrar la atención en el centro, colocar la atención ligeramente desplazada o incluso situado en un extremo de la hoja.
Los objetos que están más cerca del espectador, son más detallados y aumentados. A medida que nos alejamos los trazos se vuelven más imprecisos y pequeños.
En las obras sobre todo pictóricas encontramos frecuentementa las composiciones representadas en los primeros dibujos. Otra forma muy utilizada por grandes artistas es la del nº aureo (la divina proporción) representada en los últimos dibujos.
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