Uno de sus mayores atractivos es la facilidad con la que se pueden mezclar los colores. Esto se hace directamente, superponiendo colores o difuminando con los dedos, nunca con difuminadores de papel, ya que absorverían demasiado el color. Todo esto va a depender de como utilices la barra para dibujar. Si dibujas con ella en punta realizando trazos fino o si dibujas con ella de manera longitudinal haciendo grisados.
Si deseas hacerlo con la barra en punta, no tienes más que realizar una serie de trazos sin presionar con exceso con los colores que vas a querer mezclar. A continuación se frotan con los dedos mezclandolos hasta tener un color uniforme. Del mismo modo también puedes fusionar colores. Simplemente superpones un color sobre otro con gruesas capas de pastel, que dan lugar a empastes densos con apariencia similar a las mezclas de pintura al óleo.
El difuminado convierte la superficie en una capa fina de color y semiopaco. Ese puede realizarse con los dedos o con un lavado con un pincel húmedo. Los difuminados sirven para dar profundidad a una composición, para suavizar contrastes y unificar los colores de las distintas zonas de una obra.
Generalmente el pastel se compone de tonos difuminados combinados con la presencia de trazos otorgando a la obra una variedad de texturas. Los trazos sirven para definir las formas, perfilar elementos y concretar la textura de materiales utilizados. Los difuminados dan profundidad al dibujo y los trazos ligan y armonizan la obra.
La opacidad del pastel permite la superposición de diversos trazos sin que éstos se mezclen, cubriendo el color anterior con otro de igual espersor.