
En el mundo real todos los objetos experimentan una diferencia de coloración en función del aire atmosférico que les rodea. Cuanto más se alejan los objetos, más se decoloran, más se indeterminan sus formas , porque se van difuminando. Por tanto cuanto más se aleja un objeto más apagado se ve, tiende a los colores azules, grises y violetas.
Otra de las formas clásicas para representar la profundidad consiste en encontrar un primer termino que permita comparar su distancia y tamaño con el tema del cuadro situado en un término más alejado. De forma instintiva comparamos la medida del modelo con el tamaño de las formas lejanas, en especial si posee un tamaño reconocible como el caso de un animal o una figura humana.
El efecto Coulisee, es decir, la superposición de planos, como los decorados de un teatro, es una fórmula más para representar profundidad o una tercera dimensión. Aquí el efecto de profundidad se obtiene mediante la superposición de planos sucesivos, aunque no es aconsejable utilizar este recurso en paisajes lluviosos, neblinosos o con luz difusa. Este efecto debe aplicarse a paisajes soleados, cuando los distintos planos aparecen más definidos y claramente delimitados.
También puede acentuarse la profundidad mediente la utilización de colores próximos y colores lejanos. Se dice que los colores próximos o cálidos (ocres, amarillos, rojos) son colores que tienden a acercarse al espectador, mientras que los colores lejanos o frios (azules, verdes, violetas) tienden a alejarse. Se trata entonces de poner en práctica este principio, de esta forma los efectos de profundidad aumentarán la sensación de espacio tridimensional
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